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BRIGECIO
Revista
de Estudios de Benavente y sus tierras
Núm. 13, 2003
Centro
de estudios benaventanos "LEDO DEL POZO"
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Juan
Carlos de la Mata Guerra
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1.-
INTRODUCCIÓN
Las referencias más antiguas sobre la Ermita de la Soledad en
Benavente, están en relación con la Cofradía de la Cruz,
titular de la ermita. Con anterioridad la cofradía tuvo como
sede otro edificio que fue derribado durante las primeras décadas
del siglo XVI, para edificar en su solar el que sería
Hospital de la Piedad. Como consecuencia de ello la cofradía
se traslada a una nueva ermita, que se levanta a extramuros de
la villa, frente
a la denominada puerta de Santa Cruz. En 1528 se instituye una
capellanía con el nombre de “Capellanía de la Cruz”, a
resultas de dar cumplimiento a las mandas testamentarias de D.
Francisco Suárez. Esta capellanía se vincula estrechamente a
la cofradía, estableciendo una serie de obligaciones mutuas
con sus cofrades. Éstos compromisos incluyen tanto aspectos
de carácter piadoso como económico. En el siglo XVII, la
cofradía y su ermita figuran en la documentación mencionadas
indistintamente con la denominación de: Cofradía y Ermita de
la Cruz o Veracruz.
Es precisamente en la segunda mitad del siglo XVII, cuando se manifiesta
en la villa de Benavente un gran fervor hacia la Virgen de la
Soledad, teniendo lugar también durante aquel siglo numerosas
manifestaciones de piedad hacia esta devoción mariana en los
conventos de San Francisco, Santo Domingo y la parroquial de
Santa María de Renueva. Al menos desde mediados del siglo
XVII, la devoción hacia la Virgen de la Soledad recibe culto
permanentemente en la ermita de la Cruz. Con el tiempo la
ermita pasa a conocerse como ermita de la Cruz o de la
Soledad. Durante la invasión de las tropas
francesas, la ermita; como otros edificios religiosos
de Benavente, es ocupado por la soldadesca, siendo destruida
la imaginería que albergaba.
Durante la primera mitad del siglo XIX la
ermita alcanza cierta relevancia, al efectuarse en la misma,
circunstancialmente, el conocido como “Voto de la Villa a la
Virgen de la Vega”. Dicho voto es conmutado durante algunos
años, sustituyéndose temporalmente la tradicional asistencia
por parte de la Villa y su Ayuntamiento al
Santuario de Cimanes de la Vega, por otra función o
fiesta votiva a celebrar en Benavente. Durante algunos años
esta función o voto tiene lugar en la ermita de la Soledad,
hasta que en 1842 se decide se trasladarla a un marco más
digno.
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Durante algunos años de las primeras décadas
del siglo XIX, se utilizan ocasionalmente sus aledaños como
cementerio, en tanto se construye uno a extramuros de la
villa. Ello a resultas de la prohibición de efectuar
enterramientos en las iglesias o en su entorno. A mediados del
siglo XIX, la ermita se convierte también circunstancialmente
en improvisado hospital; a raíz de las numerosas epidemias
que asolan la región. Con la relajación de costumbres y prácticas
religiosas, la ermita se va convirtiendo únicamente en un
almacén de pasos, en el que tan sólo tienen lugar algunas
celebraciones y novenarios muy señalados.
En 1918 el edificio
se inunda como consecuencia de una gran tormenta, que afecta
particularmente a esta zona baja de Benavente; viéndose
destruido en buena parte el mobiliario y archivos que allí se
guardaban. Desde la segunda década del siglo XX se produce un
esfuerzo por parte de las cofradías, con la colaboración de
la burguesía local, para renovar y aumentar el patrimonio
imaginero de la Semana Santa de Benavente. Desde la década de
los setenta se produce un progresivo deterioro de la ermita y
de las imágenes allí guardadas.
A comienzos de los años noventa del pasado siglo XX,
se interviene mediante una rehabilitación del edificio.
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1. Fachada
del Hospital de La Piedad, en cuyo solar
estuvo ubicada la ermita de la Soledad hasta
comienzos del siglo XVI |
2.-
ORÍGENES
DE LA COFRADÍA DE LA CRUZ
Sobre
el origen de la cofradía de la Cruz, denominada más tarde de
la Veracruz, no podemos aventurar una fecha concreta sobre su
fundación; porque no se conserva documentación alguna que
nos lo atestigüe, sin embargo esta cofradía aparece
mencionada ya en documentación del siglo XV. Su origen esta
sin duda directamente relacionado con la presencia de la orden
franciscana Benavente desde el siglo XIII.
El
hecho de que la cofradía esté asentada plenamente en la
villa en estas fechas, hace suponer que ésta tenga una antigüedad
mayor. Los fines que perseguían estas cofradías eran; además
de los estrictamente religiosos, fundamentalmente sociales,
benéficos y piadosos. Estos aspectos son en ocasiones difíciles
de separar, pues en la práctica estaban entremezclados.
Esta
vinculación con la Seráfica Orden se dejará notar a lo
largo de la historia de la cofradía. Su importancia debió de
ser notable, a la vez que influyente en la vida ciudadana de
la Villa. Ello se colige precisamente por las numerosas
referencias a la misma en la documentación municipal, bien
como receptora de limosnas o por su presencia en toda clase
funciones de carácter religioso. La cofradía tiene sus
antecedentes en el culto y adoración de la Cruz, siendo sus
funciones o festividades principales la Invención y Exaltación
de la Cruz.
Otra de sus funciones religiosas más importantes era la
conmemoración del Jueves Santo con una procesión de
disciplina.
En este capítulo la cofradía recibía anualmente un
situado, por poner un hermano a las puertas del Hospital de la
Piedad durante la procesión de disciplina del Jueves Santo; a
fin de que pidiese por la salud pública de la villa.
Esta costumbre perdura en las manifestaciones de la Semana
Santa local durante varios siglos. Así mismo participa
asiduamente en las rogativas y novenarios por las calamidades
públicas, ocupando
un lugar de preeminencia
sobre las demás cofradías en la procesiones. El
historiador Ledo del Pozo la incluye entre las cofradías
penitenciales, ordenadas para el culto a la Pasión del Señor.
Una de las primeras referencias a la celebración de
procesiones en la Semana Santa, alude a la que tenía lugar el
día de Ramos y data de 1438.
3.-
VINCULACIÓN
FRANCISCANA
En la predicación y difusión de las devociones
de la Pasión van a destacar las órdenes mendicantes,
precisamente es a ellos a quien se debe la fundación de las
primeras cofradías penitenciales. En Benavente serán
especialmente los franciscanos, asentados en la villa desde el
siglo XIII, los que impulsan esta clase de devociones.
En los siglos XIII y XIV el culto a la Pasión y
conmemoraciones de Semana Santa se circunscriben a los
templos, por ello la importancia que tienen los sermones en
las celebraciones religiosas de estas solemnidades. El ritual
medieval estaba caracterizado por la sobriedad y el intimismo
de sus manifestaciones, influenciadas sin duda por el espíritu
monacal. Sin embargo en el siglo XV se produce una renovación
religiosa y el desarrollo de las cofradías irá unido a la
necesidad de manifestar externamente las creencias.
Surge así la necesidad de ofrecer al pueblo una visión
sencilla de la religión, acercando al vulgo las esferas de lo
divino y lo humano Estas manifestaciones suponen en cierta
forma una representación del drama de Cristo y una puesta en
escena de la humanización de lo divino.
Las
cofradías son las encargadas de canalizar la religiosidad
popular en forma
de desfiles procesionales. Aparecen así las primeras
procesiones y cofradías de la Pasión o de Semana Santa. A
veces, como ocurre con la cofradía de la Cruz, son cofradías
ya instituidas, las que canalizan esta religiosidad popular
hacia el culto a la Pasión. Suman así a su cometido,
a sus celebraciones
tradicionales o al carisma específico de cada cofradía, los
rituales de la conmemoración de la Pasión de Cristo. En un
primer momento en estas manifestaciones
de religiosidad serán de la más rigurosa austeridad, no
participando en ellas esculturas procesionales.
La cofradía de la
Cruz, más tarde denominada de la Vera Cruz, estuvo
vinculada desde sus inicios al convento de San
Francisco. El escudo franciscano que se encuentra en
la fachada de su ermita testimonia dicha vinculación.
Ledo del Pozo en el apartado que dedica en su obra a
las cofradías benaventanas, alude al referirse a las
cofradías penitenciales a:
“La de la Cruz, que en lo antiguo hacía su función
con disciplinantes el Jueves Santo; y en la que no
podían obtener oficio los plebeyos”.
Según señala este autor, no podían tener en ella
oficio los plebeyos, aunque de la cofradía formasen
parte también menestrales y detentadores de oficios
múltiples. |
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2. Vista
exterior de la ermita de La Soledad |
Como la mayor
parte de las cofradías se trataban de asociaciones
piadosas de carácter laico, pero que tenían siempre
una dependencia directa de la Iglesia, cuyos dictados
acataban, aunque en algún momento tuvieran sus
disensiones.
Aunque su función era precisamente el culto a la
Cruz, sin embargo, como muchas cofradías, incluían
también entre sus funciones la de proporcionar ayuda
espiritual y piadosa a sus asociados. El número de
miembros que podían formar parte de la cofradía, al
parecer, tenía como limite los cien cofrades.
En sus ordenanzas originales, hoy desaparecidas, se
fijaría la forma y cuotas de ingreso, la designación
y funciones de los cargos de la cofradía, la
obligación de asistencia a determinadas misas y
celebraciones, los emolumentos y obligaciones del
capellán, los cabildos y reuniones, etc.; tal y como
era usual en este tipo de asociaciones de fieles.
4.-
PARROQUIA, ERMITA U
HOSPITAL DE LA CRUZ
Ledo
del Pozo en el capítulo dedicado en su obra a las parroquias
de la villa, considera a este templo como una de las iglesias
que existieron antiguamente en la Villa.
Sin embargo esta supuesta iglesia no figura en la relación de parroquias o colaciones
del siglo XV; al menos como tal, si bien en origen pudo
tener en algún momento la consideración o categoría de
templo parroquial. En la documentación de comienzos del siglo
XVI recibe claramente la denominación de ermita, aunque con
anterioridad pudo tener la categoría de iglesia o parroquia y
desempeñar las funciones que le son propias.
Durante las primeras décadas del siglo XVI, lo cierto
es que se había degradado a ermita.
En
base a estos escasos datos se puede pensar que en origen la
cofradía pudo tener su sede en el Convento de San Francisco,
para trasladarse luego, con medios propios, a un lugar situado
enfrente de su casa matriz. En el lugar se levantaría un
templo con el nombre de Santa Cruz, que bien pudo tener
durante algún tiempo tal consideración y desempeñar las
funciones de una iglesia parroquial, aunque son escasas las
informaciones que así lo confirman. Admitiendo este supuesto,
la cofradía pudo establecer su sede en dicha iglesia, mas
cuando ésta perdió tal consideración o categoría, la
cofradía permaneció en ella, al transformarse ésta en una
simple ermita.
Sin embargo, en ella la cofradía de la Cruz llevaría también
a cabo labores o funciones hospitalarias, pues en la época no existía una separación
categórica entre lo que era una ermita y un hospital. El
concepto de hospital difiere
en su finalidad e infraestructura de lo que en la
actualidad engloba este término. De hecho muchas de las
ermitas hacían las funciones de hospitales u hospederías, y
en algunos casos estaban encomendadas para ofrecer albergue a
los transeúntes o a aquellos que padecían determinadas
enfermedades.
Muchos de estos hospitales eran simples albergues u
hospederías para peregrinos y transeúntes, careciendo de algún
tipo de asistencia médica. No era infrecuente que algunos de
estos llamados "hospitales", se erigieran en unas
simples casas, con el fin de acoger a cierto número de
pobres. Incluso en los testamentos cuando se fundaban
o instituían, no se les asignaba ningún tipo de
rentas.
En otros casos, como el que nos ocupa, eran las cofradías
quienes regían o tenían su cargo los hospitales, planteándose
a menudo dificultades para su sostenimiento. Entre las
funciones espirituales más destacadas del hospital, se
encuentra la del entierro de los pobres, a los cuales estaban
obligados a asistir cierto número de cofrades.
Más
explícitas son las fuentes a la hora de situar en el lugar un
hospital.
Según revela la documentación relativa a la fundación
del Hospital de la Piedad, existía en el lugar con
anterioridad, otro albergue u hospital con el nombre de la
Santa Cruz, que fue derribado para construir el actual:
“
En tres de junio de 1517. Un año antes que dichos señores
Condes D. Alonso y Dña. Ana de Velasco, en virtud de letras
de Santidad de León Décimo, del mismo año, fundaron desde
su primera planta el Hospital de Nuestra Señora de la Piedad,
en el sitio mesmo que antes estaba fundado otro, con el título
de Santa Cruz, por cuyos suelos se pagaron a la Cofradía, que
tiene el mismo título 500 maravices de fuero cada año...”.
Basándonos
en la escasa documentación que ha llegado hasta nosotros,
podemos inferir que esta cofradía, durante los
siglos XVI y XVII, conoció un periodo de auge; que
confirma, pese a su espíritu mendicante, la formación de un
saneado patrimonio. A partir de 1527 incrementará sus rentas,
fundamentalmente en base a la institución de la denominada
Capellanía de la Cruz, que fundada por D. Francisco Suárez
toma como sede la ermita que la cofradía posee a extramuros
de la villa.
5.-
FUNDACIÓN DE LA
CAPELLANÍA DE LA CRUZ
A
comienzos del siglo XVI se funda en Benavente una capellanía
con el nombre de la Cruz, atendiendo a las mandas
testamentarias de D. Francisco Suárez. Esta capellanía,
se constituye en la ermita nueva de la Cruz, próxima a la
puerta de Santa Cruz, según expresan las escrituras
fundacionales de la misma.
Unos
meses después que Francisco Suárez, vecino de la villa de
Benavente, realizase su testamento, otro vecino de la villa,
Juan de Portugal; el que fuera su confesor, en virtud del
poder testamentario que le fue otorgado por éste, se dispone
a cumplir las
últimas voluntades del difunto:
“Ytem,
digo que por quanto yo el dicho Bachiller Juan de Portugal,
fui confesor de el dicho Francisco Suarez, e me dexo encargada
su anyma e conciencia, e me mando que cumplidas
su anyma e testamento y hordenase, que de lo restante
de los vienes muebles e rayzes derechos e habaciones que tenya
e le pertenescian, que le dotase una capilla en la yglesia e
lugar de la adbocacion que el conmygo hablo e pudiese nombrar
capellan e padronero, e que
lo que yo ansi hiziese, se cumpliese.”
El
capítulo más extenso e importante de las mandas
testamentarias, es; sin duda, la institución de una capellanía
que se titula de la Cruz, que según voluntad manifestada en
vida por difunto Francisco Suárez, éste deseaba establecer
en la ermita que la cofradía de la Cruz poseía a extramuros
de la villa de Benavente: “...hago
e constituyo una capellanya por el anyma del dicho Francisco
Suárez que aya en gloria e que la dicha capellanya
sea en la ermita de la Cruz nueba, cerca de la puerta
de Santa Cruz, fuera de la villa”. El término con el
cual se califica
al
edificio designándolo como
“ermita de la cruz nueva”, nos indica que su construcción era
reciente, pues como sabemos habría sido levantada para
sustituir a la anterior, ya que había sido derribada para
edificar el Hospital de la Piedad.
5.1.-
Designación de
capellán y patronos
En
los testamentos de esta categoría; es decir, en los que se
instituían capillas u hospitales, era procedente precisar el
nombramiento de un patrono o padronero. El cargo recaía
preferentemente un familiar clérigo, para que velase con una
mayor integridad por los intereses de la fundación. Así,
generación tras generación, el cargo de capellán podía ser
ostentado con preferencia por miembros del mismo tronco
familiar del fundador. Con ello se aseguraba la permanencia de
la capellanía, pues; quien iba a obrar con más celo para su
mantenimiento y obligaciones inherentes a la misma, que un
sobrino o un pariente cercano. Incluso se establecía, la
posibilidad de designar a un sustituto, en el caso
de que el clérigo familiar, que aspiraba al cargo, aún
no hubiese recibido más que la prima tonsura: “...por tanto efectuando el poder que a mi me dio e cumpliendo su
voluntad, digo que, de todos los bienes que restan, cumplido
lo sobre dicho, e lo que
concerté con los cofrades de la Cruz desta villa, que
son los disciplinantes, yo
elijo e quiero e
mando que el primero capellan de la dicha capellanya sea Juan
Suarez, clerigo de prima tonsura, fijo de Alvaro Suarez,
hermano del dicho Francisco Suarez e de Juana de Oviedo, su
mujer, para que el aya esta dicha capilla por todos los dias
de su vida e sea primero capellan de ella...”.
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Se
solicita el permiso y confirmación de la autoridad eclesiástica
en la zona, que es el obispo de Oviedo; a cuya diócesis
pertenecía Benavente, con la intención de que ésta se
constituya canónicamente como capellanía colativa. Se
establece también que hasta que no pueda oficiar misa su
sobrino, el cargo de capellán pueda ser desempeñado por su
sustituto: “E suplico e
pido mi al muy reverendo señor obispo de Oviedo e arcediano
de Benavente, e otra persona que para ello tenga poder la
erija e confirme, e haga de ella colazion e canonica
constitucion al dicho Juan Suarez, clerigo,
para que por todos los dias de su vida la ya e tenga en
capellanya, e goze los frutos della, e myentras ha de edad
para mysa,, la sirva por otro capellan, su escusador.”
En
el caso del testamento de Francisco Suárez, se constata esta
práctica de una forma muy exhaustiva, pues se consignan los
grados de parentesco y el orden de preferencia a la hora de
poder optar al cargo de capellán. Se trataba con ello de
perpetuar dicha fundación, vinculando el cargo de capellán y
presentero a los familiares o parientes del difunto que fuesen
ordenados sacerdotes:
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3. Alzado
frontal de la ermita de La Soledad. Proyecto
de rehabilitación.
Arquitectos: Luis López y Julio Carbajo |
“ E mando que sea padronero dela dicha capilla despues que el dicho
Juan Suarez fuera capellan,, e quando acaezca bacar por su
muerte e renunciación o resignación o permutación, sea
padronera de ella, Mayor Suarez, hija de Alvaro Suarez,
hermano del dicho Francisco Suarez, e despues de su muerte su
hijo o hija mayor, y en defecto de hijo, la hija e sus
descendientes, contando que siempre sea padronero uno solo
et
ynsolidum...”.
Esto mismo se aplicaba para el cargo de padronero de
la Capellanía. También se preveía
el orden se preferencia en el cargo, en el caso de que
no hubiese parientes del difunto que reuniesen las
condiciones. En ese supuesto caso, los derechos de preferencia
en el patronazgo pasaban a los sucesores de uno de los hombres
de la confianza del difunto Francisco Suárez, concretamente,
al alcalde de la villa, Francisco de Herrera:
“e
que el barón se prefiera
a la hembra en defecto de hijo o hija descendientes que
sea padronero de la dicha capilla el pariente e parientas mas
cercano, y en defecto de baron ni hembra de los descendientes
de la dicha Mayor Suarez, sobrina de Francisco Suarez, por línea
de baron e hembra, dejo por padronero de la dicha capilla al
hijo mayor barón de Francisco de Herrera, alcalde desta
villa, y en defecto del dicho hijo, vaya a la hija mayor,
despues dellos al hijo mayor dellos, y en defecto de hijo a la hija mayor, e ansi vayan subcediendo para syempre jamas”.
El
padronero en el caso de que no fuese el mismo capellán, debía
ser un pariente del difunto. Éste debía a su vez de procurar
que le sucediera en
el cargo preferentemente un clérigo también de la familia,
que estuviese en condiciones de oficiar misa. En el caso de
que sólo lo hubiese de prima tonsura, debía de aguardarse
hasta que se ordenase sacerdote; y mientras, en tanto esto
acaecía; debía hacerse cargo de la administración de la
capellanía: “E mando
que el padronero que fuere de la dicha capilla,
presente a la dicha capilla, al pariente mas cercano
clerigo que sea del dicho Francisco Suarez, que sea clérigo
presbítero de mysa, e si no lo oviere, que sea clerigo de
primera tonsura, e que luego que sea de edad se ordene, y
estando que pueda servir por capellan o sostituto, e lleve los
fondos de la dicha capilla e pague al capellan....”.
5.2.-
Obligaciones del
Capellán
Se
estipulan las obligaciones del capellán, con referencia a los
servicios religiosos que durante al año, se debían celebrar
en la ermita: “Diga
misa los viernes de cada semana en la dicha ermita de la Cruz
e que el dia de San Bartolome de cada un año sea obligado a
decir; e diga en la dicha ermita, una misa cantada con dos
o tres oficiadores”. Se contempla tanto al misa
semanal, como la de aniversario, que está obligado el capellán
a concelebrar el día de San Bartolomé ( día 22 de agosto)
de todos los años. Tampoco se olvidan las competencias
de la cofradía y sus cofrades a este respecto, pues están
obligados a proporcionar el resto de oficiantes; eso sí, a
costa del capellán, para que se celebre la mencionada misa
cantada, así como a efectuar una procesión en torno a la
misma y un responso por el alma del fundador:
“que
los cofrades de la dicha cofradía de la Cruz, los busquen a
costa del dicho capellan; e que los cofrades tengan a la dicha
misa cantada su cera ardiendo y en fin de la misa anden
alrededor de la dicha ermita con su procesión y digan su
responso por el anyma del dicho Francisco Suarez”.
Así
mismo se señalan las obligaciones del capellán en el
supuesto caso de que la ermita se traslade de ubicación,
vinculando la capellanía a la cofradía, también obligando
al capellán a seguir a la cofradía y a decir las misas
estipuladas: “... e que
si los cofrades de la dicha cofradia
que agora son o seran de aqui en adelante, mudaren la
dicha ermita o debocion a otra parte, que el dicho capellan
que ansi fuere de la dicha capilla, sea obligado de alli yr, e
decyr la dicha mysa cada dia viernes de cada semana, e cumplir
todo lo susodicho, syendo la ermita o iglesia o otro lugar
decente dentro de los terminos de la dicha villa de
Benavente”. Se establecen en el documento las
obligaciones de los cofrades con respecto al mantenimiento y
estado de la ermita: “Tengan
reparada la dicha ermita o la otra que ellos ficieren
o señalaren”. También sus responsabilidades en
relación a los ornamentos y cera para la misa cantada del día
de San Bartolomé. Exonerándoles en cambio de proporcionar
libro, agua ni vino para dicha función: “
y por que tengan ornamentos y den cera para decir la dicha
misa, e por que esten a la dicha mysa de San Bartolome e al
dicho responso, sin ser obligados a dar al capellan que fuere
de la dicha capilla, libro ni agua ni vino...”.
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4. Portada
de la ermita de La Soledad. Junto a la puerta
uno de los crucifijos que se conservan en la
ermita |
En
el documento fundacional se establecen las satisfacciones a la
cofradía por su dedicación,
se estipulan las condiciones y la fecha de entrega de estas
remuneraciones: “...mando
que en remuneracion, satisfacion
e paga desto, que aya la dicha cofradia e cofrades
della, que agora
son o seran de aqui adelante perpetuamente e para siempre
jamas: tres cargas de trigo de renta, de las veinte e dos
cargas y media de pan que el dicho Francisco Suarez dejo de
renta de los arrotos del lagar de Quiruelas; que sea de las
mejores e mejor paradas e primero pagadas, e puestas en esta
villa de Benavente , por en
poder del abad de la dicha cofradia que es o fuere por
dia de Santa Maria de septiembre de cada un año, a costa de
la otra fazienda del dicho Francisco Suarez; y sea la primera
paga de las dichas tres cargas de trigo para el dia de Santa
Maria de septiembre deste año de mil quinyentos e veinte e
ocho años; e asi dende en
adelante por el dicho dia para siempre jamas...”
El
ascendente del capellán
sobre la cofradía se dejaba notar en ciertas cláusulas. Así
se le facultaba al capellán, si éste así lo consideraba,
para sustituir las tres cargas de trigo que anualmente recibía la cofradía, procedentes éstas de
la finca que el testador dejó en el lugar de Quiruelas, por
otras tres de igual calidad; siempre que estas procedieran de
una tierra cercana a Benavente, así como a dejar aquella
heredad libre para el capellán: “... e si dentro de diez años primeros syguientes, el capellan que
fuere de la dicha capilla, diere otras tres cargas de trigo de
renta en otra parte a la dicha cofradia,
tales e tan buenas y en tan buen lugar, e dela
jurisdicion desta villa,
e tan zerca de ella como el lugar de Quiruelas, e
puestas en esta villa e de la calidad del pan de dicho lugar
de Quiruelas, que la dicha cofradia e cofrades della, sean
obligados a las tomar e dexar la heredad de Quiruelas libre
para el dicho capellan, que fuere de la dicha capilla, con los
otros bienes que remanescieren del dicho Francisco Suarez
...”.
5.3.-
Otras mandas a la
Cofradía
Se
ordena en las disposiciones fundacionales de la capellanía,
que se entreguen diversos ropajes y ornamentos sagrados a la
cofradía, para el culto a costa de los bienes del
difunto Francisco Suárez:
“asi
mysmo mando que se den a los dichos cofrades de la dicha
cofradia, una capa
de chamelote, e un alba con todo su aparejo para decir
mysa, con una
e un cáliz de plomo con su patena, e vinajeras, e
corporales, e una campanyca que pese treinta libras, de los
bienes del dicho Francisco Suarez”.
También se señala expresamente, que el capellán no
reciba otros estipendios; en los que podía entrar alguna otra
función o servicio religioso remunerado,
salvo que éste, sea en destinado a la reparación de
la ermita, o en caso de necesidad de la cofradía:“...e
quiero y es my voluntad que el capellan, que es o fuere
de la dicha capellanya, no lleve limosna, ni oferta
alguna; que se diere en la dicha ermita, ora en pan, dinero, o en
otra cosa alguna, salvo que todo sea para reparo de la dicha
ermita e necesidad dela dicha cofradia...”
Para
el sostenimiento de las propiedades de Francisco Suárez se
reservan un número importante de cargas de trigo,
provenientes de las tierra que en dicho lugar había recibido
del conde de Benavente:“
e para la dotacion de la dicha capellanya e capellan della,
dexo, e nombro, e señalo, veinte e dos cargas de pan mitad
trigo e mitad cebada, que he en el concejo de Quiruelas, sobre los arrotos del dicho lugar;
del qual el señor
conde don Rodrigo Alonso; padre del conde nuestro señor, fizo
merced al dicho Francisco Suarez defunto, quitando de ellas
las tres cargas de trigo que mando dar a la dicha cofradia de
la Cruz..”
Igualmente
se dota a la capellanía de la Cruz y a su capellán de un
huerto que el finado poseía en la parroquia o colación de
Renueva, próximo a la iglesia:
“ asy mismo dexo e señalo, para la dicha capellanya
e capellan della, un huerto que el dicho Francisco Suárez
tenya tras Nuestra Señora de Renueba..” Al mismo tiempo se insta a que del resto de los bienes del
difunto Francisco Suárez se vendan, y lo obtenido, sumado a
lo que se recaude de las
deudas que con él habían contraído varios vecinos de
Benavente y pueblos del contorno; según consta también en su
testamento, se
invierta en rentas y foros. Esto con la intención de que lo
rentuado sirva para el mantenimiento y dotación de la
capellanía:
“e señalo
ansi mysmo todos los otros vienes muebles e rayzes, que dexo
el dicho Francisco Suarez, e parescieran
por ante ynventario, los quales mando que se vendan, e
sean vendidos en publica almoneda por los testamentarios, ante
dicho Acaçio de Carvajal, notario; e se cobren todas las
deudas que se devian al dicho Francisco Suarez; e cumplida su
anima, e todo lo
que este testamento contenido, mando que de todo lo restante
se compre de renta o fuero, para la dicha capellanya e
capellan della...”.
En
previsión de que pudiese aparecer más bienes del difunto, a
parte de los ya inventariados en el testamento, se establece
que éstos, se destinen; con el permiso del Obispo de la diócesis,
para la dotación de misas y dotación de la capellanía:
“...asi
mysmo e que si paresciere otros mas bienes rayzes y muebles e
deudas que se dexo Francisco Suarez, que sea todo para dotacon
dela dicha capellanya, con
tanto que se cargue mas mysas delas sobredichas, e dellas que
adelante se diran a dispoycion
mya, e del señor obispo de Obiedo e vicario de
Benavente, que es
o fuere, e al capellan que es o fuere della dicha capellanya;
e paresciendo mas vienes delos contenidos en el dicho
memorial, que he agora, se saven al presente, e que se añada
a las mysas dela dicha capellanya ...”.
6.-
LA
ERMITA DE LA VERA CRUZ EN EL SIGLO XVII
Sobre
la ermita se hace referencia explícita en 1658, denominándola
“Ermita de la
Veracruz”, aunque no se hace referencia alguna a la
imagen de la Soledad, ni sobre celebración o rogativa alguna
en relación con dicha devoción. En cambio sí aparecen con
frecuencia mencionados actos públicos de carácter religioso
(procesiones, rogativas, novenarios, etc.), es decir,
celebraciones a realizar con la participación o presencia de
otras imágenes de
especial devoción o culto. Esto acontece tanto en el siglo
XVI, como en la primera
mitad del siglo XVII. Las imágenes que se sacan
frecuentemente en rogativas son: Ntra. Señora del Azogue,
Ntra. Señora del Rosario, de los Ángeles, de la Piedad, del
Buen Suceso, así como otras imágenes de culto y distintas
advocaciones marianas.
La primera
referencia que hemos localizado, y en la cual se hace una
mención expresa de la ermita en relación con la devoción a
la Virgen de la Soledad, y en la que además
en la que se menciona expresamente a la
Ermita
de la Soledad,
se trata de un documento que recoge un
acuerdo del regimiento o ayuntamiento de la Villa, con fecha 1
de junio de 1669. En él se ordena que
“...se
hagan todas las demas rogativas, invocando y intercediendo con
las imágenes de mas devocion que esta villa tiene, pidan a su
divina Magestad nos favorezca y nos dé, lo que mas convenga a
su santo servicio; y se solicite que todo el pueblo se
confiese y comulgue; y se frecuenten las iglesias y los demas
santuarios con toda la devocion: Nos aya y nos perdone las
muchas ofensas que cada dia le hazemos; y juntamente se hagan
novenarios desde mañana domingo, haciendo prozesiones; y se
digan en cada un dia misa
cantada, empezando
en la ermita de Ntra. Señora de la Soledad, extramuros desta
villa, para que sea medianera con su Preziosisimo Hijo e nos
conceda nuestra suplica.”.
6.1.- La imagen de la
Soledad en la ermita de la Vera Cruz
En
sesión celebrada por el concejo de la Villa, el 27 de agosto
de 1678, se incluye un punto, en el cual se da cuenta de una
procesión general celebrada el día anterior y
en la cual se llevó la imagen de Ntra. Señora de la
Soledad, desde la ermita de la Veracruz hasta la parroquia de
San Nicolás:
“...asi
mismo se propuso en dicho ayuntamiento que el Cabildo
Eclesiastico de San Vicente desta dicha
villa, ayer viernes que se contaron veintiseis dias
del presente mes, hizo procesion
General, conbocando
y conbidando a las religiones de Santo Domingo y San
Francisco; y las demas de las cofradias desta villa, sacando
en ella a Ntra. Sra. de la Soledad, desde su ermita de la Vera
Cruz hasta la parroquial de San Nicolas desta villa, llevando
en la procesion pendones y guiones...”.
A este respecto acuerda el ayuntamiento o regimiento, celebrar
consultas sobre su derecho y si es obligado el consentimiento
del Cabildo de San Vicente en la convocatoria de procesiones
generales.
Durante
el siglo XVII se realizan así pues, con cierta frecuencia,
traslados procesionales de la imagen a otros templos, con el
fin de efectuar diversas funciones religiosas, misas y
novenarios. Ello denota la importancia que la devoción a la
Virgen de la Soledad ha alcanzado por estas fechas entre el
pueblo de Benavente. Ello en relación con rogativas y
manifestaciones de acción de gracias, trasladándose la
imagen de la Soledad a los templos o capillas más principales
de la Villa, para efectuar novenarios y cultos. En 1667, por
ejemplo, tiene lugar un novenario a Ntra. Señora de la
Soledad en la capilla del Convento de Santo Domingo. En
1679, en el libro de actas municipales se recoge un
acuerdo, de fecha 3 de junio, para que se haga procesión
general y
“se saque a
la imagen de Ntra. Sra. de la Soledad de su casa y se lleve a
la iglesia mayor de Santa Maria, donde se le haga novenario
con toda solemnidad y aparato...”.
6.2.-
Traslado
provisional de la imagen Soledad al Convento de San Francisco
Según
se colige de algunos documentos fechados en 1678 y primeros
meses de 1679, la imagen de la Soledad se encontraba aún en
su ermita, pero en el verano de ese mismo año, ésta recibía
culto en el cercano convento de San Francisco. De esta forma
con fecha de 14 de agosto, se acuerda por parte de los
miembros del regimiento, que se haga una rogativa con dicha
imagen de la Soledad y función a celebrar en el convento de
San Francisco:“...donde
se le diga misa cantada, asistiendo a ella esta villa enferma; y se pongan en su altar doze velas de zera de a
cuarteron, para que se sirva de interzeder con su divina
Magestad, e nos socorra con
agua y en la nezesidad que ay para los temporales y para la
salud. Dicha rogativa se haga en el dia de Nuestra Sra. de la
Asuncion...”.23 Así mismo en la relación de gastos del
Procurador General de la Villa Miguel Domínguez de Cisneros,
correspondientes a ese año de 1679 se
da cuenta precisamente del gasto de dicha misa de
rogativa:“En 15 de agosto dia de la Asunzion de Ntra. Sra., fue la villa al
Convento de San Francisco donde se dijo una misa de rogativa a
Ntra. S. de la Soledad, por los buenos temporales y se dio al
guardian dos
reales de a ocho por ella y la asistenzia de la comunidad”.
 |
La
devoción manifestada entre los fieles y el incremento de
donativos, propiciaría seguramente la determinación de
construir una nueva capilla para la imagen de la Soledad. Si
bien, el término “capilla”,
puede dar lugar a diferentes interpretaciones sobre la obra
acometida. Desconocemos si esta
consistió en una remodelación parcial del edificio, o
tan sólo en la construcción de una nueva capilla para la
Virgen de la Soledad en el interior de la ermita. Generalmente
como capilla, se consideraba a un espacio que dentro del
templo o de la ermita se destinaba a un determinado culto o
advocación religiosa. Normalmente se instituía una capellanía,
ya fuese por un particular o una cofradía, a la cual para su
mantenimiento se le asignaban una serie de rentas y se le
proveía de un capellán. Éste, se encargaba cumplir con las
misas y servicios religiosos estipulados en las cláusulas
fundacionales. En determinados casos estas capillas podían
incluir un panteón funerario o bien un arcosolio, o tan sólo
una zona
reservada para los enterramientos de la persona o familia que
las instituía. Con frecuencia se las dotaba dotar de un
retablo y un altar, generalmente alusivo a la devoción que el
fundador había manifestado como de su preferencia. En el caso
de la ermita de la Soledad la propia planta y dimensiones de
la ermita, no permitían una capilla o un espacio exclusivo
para la imagen, pues en principio la propia estructura del
edificio; consistente en una sola nave, no permitía la
instalación de una capilla aneja e independiente, sino
simplemente un espacio más o menos próximo al altar mayor.
|
5. Escudo
franciscano que preside la fachada principal
de la ermita de La Soledad |
La
relevancia dada al acto de traslación de la Virgen,
nos hace suponer que la obra que se ejecutó, consistía
en una obra de mayor consideración que la limitada a la
instalación de una sencilla capilla, circunscrita ésta
a un pequeño retablo u hornacina. Todo ello nos indica que,
debido a las obras en la ermita de la Veracruz, durante un
corto espacio de tiempo; que pudo durar varios meses, el culto
y la imagen de la
Soledad se trasladaron temporalmente al cercano convento de
San Francisco. Este convento además de próximo a la ermita,
mantiene estrechos vínculos
con la cofradía y con la capellanía de la Cruz desde su
fundación. El traslado no afectó al parecer, únicamente a
la imagen, pues en documento de fecha posterior se indica que,
junto a la imagen de la Soledad, también se traslada
en procesión a la capilla nueva de la ermita a la
Santa Cruz. Era esta una
venerada reliquia que según la tradición contenía
fragmentos del
Lignum
Crucis.
6.3.- Fiestas por el
traslado de la imagen de la Soledad a su nueva capilla
En
septiembre de dicho año de 1679, se traslada dicha imagen de
la Soledad y la Santa Cruz, desde el convento de San Francisco
a la capilla nueva de la ermita de la Soledad en procesión
general; tal y como testimonian varias partidas de gasto. En
las cuentas del mencionado
procurador general,
Miguel Domínguez de Cisneros se da cuenta de que con
fecha de 23 de septiembre de dicho año de 1679
“se
traslado a la capilla nueva de la ermita de la Cruz, la Santa
Cruz y Ntra. Sra. de la Soledad desde el Convento de San
Francisco en procesion general a que asistio la villa...”.
Las
fiestas se realizaron con toda pompa y boato, tal y como lo
reflejan las cuentas de propios de ese mismo año de 1679,
pero rendidas en 1680 por el mayordomo de propios de la Villa,
Alejo Rodríguez Cavero. En dichas cuentas se reflejan dos
partidas de gastos correspondientes a la ayuda a las fiestas
que se celebraron para la traslación de Ntra. Sra. de la
Soledad a la ermita de la Veracruz. En estas partidas de
gastos y sus correspondientes libranzas, se especifica que
dichas fiestas, en honor de esta imagen y devoción
“se
han celebrado en la capilla nueva que se edificó por sus
devotos
”.
Concretamente en una partida de gastos sobre fuegos y devoción
de Ntra. Sra. de la Soledad y su correspondiente orden de
libranza de fecha 27
de septiembre, nos indica que se gastaron cuatrocientos
setenta reales en
fuegos de artificio:
“ pagué a Toribio de Santiago, vezino de la ciudad de Salamanca,
maestro de quetería: quatrocientos y sesenta reales que
ynportaron los fuegos de cuetes, carretillas, ruedas y bonvas
que trajeron para la fiesta que hice a Ntra. Señora de la
Soledad en su traslazion a la ermita de la Vera Cruz...”.
Así mismo en una libranza fechada el 29 de septiembre de ese
mismo año, se dispone por el mayordomo de propios Alejo Rodríguez
Cavero para que
“pague
a la devoción de Ntra. Sra. de la Soledad desta villa: seys
zientos reales que he ofrecido de limosna, para ayuda de los
gastos que ha habido en las fiestas que se han zelebrado en
esta villa, en la traslazion que se ha hecho en la capilla
nueva que se edifico por sus devotos...”.
7.-
LA COFRADÍA Y LA
ERMITA EN EL SIGLO XVIII
7.1.-
Economía y
patrimonio de la cofradía
Otro
tipo de documentación, referente a la cofradía, es la
alusiva a las rentas, foros y censos que percibían las fábricas
de las iglesias, cofradías, obras pías y demás, en la cual
se hace relación de los censos y rentas de la cofradía de la
Cruz. Así en una relación fechada en 1788, siendo mayordomo
de la cofradía Juan Moratinos, también se encuentra
información en la documentación sobre contratos censitarios,
vecindarios y contribuciones.
El
movimiento económico de la cofradía, sería similar al de
otras de la misma época, basándose sus recursos
principalmente en rentas de inmuebles y fincas, censos,
limosnas, cuotas de entrada de cofrades, propinas por
asistencias a funciones religiosas y procesiones.
7.2.-
Censos, foros
y situados
La mayor parte de los censos y rentas sobre fincas se
recibían en especie, es decir; en granos (trigo, centeno,
cebada, etc.), mientras que los foros sobre inmuebles,
limosnas, cuotas, etc., se percibían en metálico.
La cofradía percibía anualmente diversas rentas por
situados, censos. Disponía de censos, tanto en
Benavente como en alguna localidad próxima, tal es el
caso de San Cristóbal de Entreviñas y Quiruelas de Vidriales,
lugares donde se concentraban, además de en Benavente, buen
aparte de sus rentas.
La
cofradía percibía anualmente por varios situados, impuestos
sobre algunas propiedades y tierras, diversas cantidades, que
eran satisfechas generalmente en granos; ya fuese en trigo,
cebada o centeno. Así
el Mayorazgo de
los Escobares, a través de su mayordomo o administrador, D.
Agustín Martínez Pita, pagaba a la cofradía, por un foro
que tenía impuesto sobre alguna de sus propiedades, la
cantidad de una carga de trigo cada año. Igualmente sobre
otro mayorazgo de la villa, en este caso el de los Bustamante,
tenía impuesta la cofradía un situado de una carga de trigo
cada año. Sobre un herreñal que poseía Juan Conejo Casado
en la Ronda de San Francisco, percibía la cofradía una carga
de trigo anualmente. Tenía arrendadas la cofradía, así
mismo, varias tierras en el termino alcabalatorio de la villa
de Benavente. Tal es el caso de dos cargas de tierra próximas
a San Cristóbal
de Entreviñas; las cuales estaban arrendadas a vecinos del
citado lugar y por las que percibía una carga de grano, que
era mediada entre trigo y cebada. Por un cercado de tierra
denominado Cercado de
Luengo, arrendado a Francisco Carbajo, vecino de San Cristóbal,
recibía aquella, anualmente como renta, poco más de una
carga de trigo.
Tenía
la cofradía varias escrituras de censo impuestas sobre
diversas casas de la villa, por las que varios vecinos
satisfacían una cantidad en metálico anualmente. Este era el
caso de Fernando Rodríguez y Manuela Sobaco, vecinos de la
villa, quienes pagan a la cofradía siete reales anuales
“por
las casas que abitan a la colazion y Plazuela de San Martin”,
también percibía una cantidad en metálico cada año de
Alonso García y Magdalena Casas, su mujer, quienes pagaban
cuarenta y cuatro reales por réditos de un censo
“por
la casa que gozan en la calle de Santa Cruz”. Domingo
Ferrero, hortelano, pagaba a la cofradía por los réditos de
un censo (impuesto a un molino que este explotaba en la Calle
de Santa Clara), una cantidad
que se cifraba en veintiún reales. Jose Antonio Castellanos,
poseedor de varias casas a la Ronda de San Francisco, pagaba
por los réditos de un censo treinta y tres reales cada año.
Otro vecino, Francisco Miguélez pagaba cada año, dieciocho
reales: “por la casa
en la calle ancha, feligresia de San Andres”, mientras
que los herederos de José Llamas satisfacían los réditos
sobre un censo impuesto sobre la casa que tenían en la Calle
de Santa Clara, situada en la colación de San Andrés y que
ascendía a catorce reales. Simón Fernández y Tomasa González,
su mujer, pagaban a la cofradía de la Cruz los réditos de un
censo “sobre la casa que poseen a la Mota”, especificando en el
documento que se trata de una casa de las nuevas que se han
construido. Se señala además que este censo se paga por
primera vez en el mes de abril de 1789, satisfaciendo por él
la cantidad de dieciséis reales y diecisiete maravedíes.
Numerosos
son los foros que percibe la cofradía sobre diversas
propiedades, solares e inmuebles. En la relación se encuentra
por ejemplo, el foro que tiene establecido la cofradía sobre
un solar o terreno baldío, propiedad de un vecino de la villa
llamado Juan Conejo Casado, quien como
“poseedor
de un herreñal a la Ronda
de San Francisco”,
paga de foro una carga de cebada a la cofradía. Así
mismo, Francisco Díaz Costilla, poseedor del mayorazgo de los
Costillas, pagaba a esta cofradía, siete reales de foro por
la viña situada en el pago de Valdelagata. Otras cantidades
en metálico que debían satisfacerse cada año eran los
cuarenta y cuatro reales que
Alonso García y Magdalena Casas, su mujer, debían
pagar de foro “por la
casa que gozan en la calle de Santa Cruz”, así como los
siete reales y diecisiete maravedies que
“por
el foro sobre la casa que goza a la colazion de San Andres”,
tenía que abonar Alonso Fernández Rodríguez. Otros vecinos
como Juan Tejera Borrero
“por la casa que abita a la vajada
de la calle de las Armas” pagaba de foro a la cofradía
de la Cruz siete reales y siete maravedíes” o
Benito Gordoncillo,
“poseedor
de la casa a la colazion de San Juan del Relox, inmediata al
pozico”, paga de foro ocho reales. También José García,
“poseedor de la casa a
la colazion y plazuela de San Martin”,
paga de foro anual treinta y dos reales y diez maravedíes. Otros foros eran los
impuestos sobre las casas de Juan Fernández, también en la
colación o parroquia de san Martín, por las que pagaba
veinticuatro reales, el de las casas de José Fernández y su
mujer en la misma colación, por las que pagaban treinta y dos
reales o el establecido sobre
“la
casa que compró a
Angela Trotiño en la Calle de Herreros, colazion del
Sepulcro” Manuel Fernández, de oficio tintorero, y por
la cual paga de foro sesenta reales.
Otros
ingresos que generalmente perciben este tipo de cofradías son
los procedentes de las sacas y limosnas, asistencia a
entierros, rogativas, funciones y procesiones. Otros eran los
procedentes del pago de multas o prendas; Estos últimos se
efectuaban en cera o dinero. A ello había que sumar las
denominadas “sacas”, que consistían en peticiones que se efectuaban
habitualmente por la localidad, sobre todo en determinadas
fechas y jubileos. Esta prácticas petitorias eran
frecuentes en numerosas cofradías y asociaciones
piadosas, realizándose tanto en la propia localidad como en
los lugares del contorno o la diócesis. En este sentido es de
destacar la limosna que percibía la cofradía del regimiento
o ayuntamiento de Benavente, la cual era consignada
anualmente. Aunque faltan datos al respecto, una de las
funciones más solemnes y en la cual tenía parte activa la
cofradía, era la llamada
“Procesión
de la Bula”. Ello estaría
en relación con la expedición de las
cédulas o despachos que se sacaban del Consejo de
Santa Cruzada y que eran recaudados por los comisarios de
las bulas, destinándose generalmente a la llamada
redención de cautivos. Estas bulas se solían pregonar
durante la cuaresma (pregón de la bula) y se colectaban
habitualmente por varios padres franciscanos.
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6. Imagen
de la Virgen de La Soledad que se guarda junto
a otra imágenes y pasos de la Semana Santa de
Benavente en la ermita |
7.3.-
Otros ingresos
Otros
ingresos eran las cantidades percibidas por asistencia a misas
y jubileos, procesiones y rogativas. Muy importante para la
cofradía era el capítulo de las limosnas, pues desde
comienzos del siglo XVII figura ésta igualmente mencionada en
las actas y las
cuentas de propios del Concejo benaventano asignándola una
cantidad. Aparece habitualmente como receptora de limosnas, o
como cofradía a la cual se convoca para hacer rogativas y
procesiones. Estas rogativas se llevaban a cabo con el
objetivo de aplacar los temporales, mitigar las plagas, así
como todo tipo de calamidades públicas. La estabilidad económica
y el mantenimiento de sus rentas continuó hasta avanzado el
siglo XVIII, tal y como se puede observar en las declaraciones
de bienes de la cofradía, realizadas con posterioridad al
catastro de Ensenada. Su relativa prosperidad es posible que
esté en relación también con la agregación de otras cofradías,
las cuales aportarían su patrimonio raíz. Los fenómenos
desamortizadores ejercieron perjuicio sobre su economía, pues
la Cruz o Vera Cruz era una de las cofradías de la
villa que contaba con más rentas y patrimonio.
8.-
LA ERMITA DE LA
SOLEDAD DURANTE LOS SIGLOS XVIII Y XIX
Las
referencias documentales sobre la ermita y la cofradía de la
Cruz o Veracruz continúan
en el siglo XVIII y XIX, tanto en las actas
municipales, como en las cuentas de propios. Así mismo, son
de reseñar las referencias a la misma en los documentos sobre
el patronazgo de Ntra. Sra. de la Vega, en relación con la
conmutación de la sagrada función y voto
a celebrar en la ermita de la Soledad, desde 1823 hasta
1841; fecha a partir de la cual se traslada la función a la
iglesia de Santa María la Mayor.
Otro documento sobre el patronazgo de la villa trata de un
despacho del vicario de San Millán, dirigido a los alcaldes
de la cofradía de la Cruz de Benavente, con el fin de que éstos
no impidan la incorporación
de la imagen de María SSma. de la Soledad a la procesión
y rogativas de Ntra. Sra. de la Vega, fechado en 1734.
8.1.-
La Ermita durante
la ocupación francesa
Durante
la invasión francesa se produce la ocupación de la ermita
por las tropas napoleónicas, al igual que sucede con la mayor
parte de los edificios religiosos de la ciudad. Consecuencia
de ello es la destrucción de las imágenes de la Ermita. Así
lo indica en el diccionario de Pascual Madoz, que se refiere a
la ermita de al Soledad en los siguientes términos:
“..está
situada al Oeste de la villa a la distancia de unos 230 pies
geométricos...”.
En cuanto al edificio se indica que:
“...las
bóvedas de su fabrica, son de la misma forma que las de las
iglesias, siendo su altura de treinta pies: tenía bellísimas
imágenes antes de la guerra de la Independencia que fueron
quemadas por los franceses”.
A
consecuencia de ello la imaginería procesional que albergaba
la ermita de la Soledad, hubo de ser renovada a partir de las
décadas siguientes. En este sentido cabe citar la figura del
maestro tallista local, Alejandro Gamallo, quien renueva buena
parte de la imaginería local, destruida por la soldadesca en
algunos de los conventos y edificios religiosos de Benavente.
Desde finales del siglo XIX se inicia también un proceso
discontinuo de adquisición de imágenes, procedentes éstas
de diversos talleres dedicados a la escultura religiosa, así
como de varios grupos escultóricos que habían sido
sustituidos en alguna ciudad de la región.
8.2.-
Hospital
improvisado del Cólera Morbo
En
Benavente, hasta la construcción de un cementerio extramuros,
fueron lugares de enterramiento, a parte de las iglesias y
conventos, otros camposantos pertenecientes a hospitales y
cofradías como el Hospital de la Piedad.
Un cambio drástico en estos hábitos se produce en 1822,
mediante la construcción de un cementerio extramuros en la
zona conocida como Pinar de Arriba, próximo a la puerta del
Sepulcro o de Astorga.
En un
lugar próximo al hospital se daba enterramiento a los
fallecidos en dicha fundación hospitalaria, aunque
posteriormente se utilizaría la ermita de San Lázaro.
Durante las epidemias, que como el cólera morbo azotaron la
ciudad, hubo de acogerse a los enfermos en varios hospitales
de la villa.
También hubieron de habilitarse diversos espacios como
algunos salas del desamortizado convento de Santo Domingo y la
propia ermita de la Soledad.
9.-
LA ERMITA EN EL
SIGLO XX
En 1918
a consecuencia de una gran tormenta inunda la ermita, produciéndose
un gran deterioro en el mobiliario, archivos, vestimentas y
objetos para el culto que allí se conservaban. Desde la
segunda década del siglo XX se produce un esfuerzo por parte
de las cofradías con la colaboración de la burguesía local
para renovar y aumentar el patrimonio imaginero de la Semana
Santa de Benavente. Con posterioridad, ya desde la década de
los setenta, se produce un progresivo deterioro de la ermita y
de las imágenes allí guardadas.
A comienzos de los años noventa la ermita se encuentra
en un importante grado de semiabandono, sirviendo únicamente
como almacén de los pasos de Semana Santa . Según el
estudio-informe para su rehabilitación, que data de 1990: “ La cubierta se halla realizada con cerchas de madera, tablero de tarima
y teja cerámica curva”. La Ermita de la Soledad, se
dice en el informe “se
encuentra sin solado, debido a la pudrición toral de la
tarima que existió en el suelo de toda la edificación.”.
Además
de la rehabilitación, se
pretende la construcción de una sala polivalente, a
levantar en un pequeño solar situado tras la ermita. Este
espacio se pretendía que sirviera de aula parroquial y almacén
de pasos. Reforma ésta que no se llevará a cabo al completo.
A
raíz de el resurgimiento de las manifestaciones en torno a la
Semana Santa, que cobran cada vez mayor esplendor y
participación desde mediados de la década de los noventa, la
vieja ermita de la Soledad cobra mayor importancia, ahora
también como espacio museable. En este sentido es uno de los
pocos edificios históricos de Benavente, prácticamente el único
de carácter religioso disponible en la actualidad y apto para
efectuar este tipo de proyectos culturales, reuniendo además
en sí un patrimonio escultórico de más de catorce piezas,
entre imágenes y grupos escultóricos. Se pretende por parte
de la Junta Pro-Semana Santa local, con el concurso del
Ayuntamiento de la ciudad convertir la ermita de la Soledad en
un pequeño museo, o cuando menos en un centro de interpretación
o aula didáctica de este fenómeno religioso y cultural, que
ponga en valor el patrimonio imaginero y procesional de las
cofradías benaventanas.
10.-
CONCLUSIONES
De
la documentación municipal se desprenden las siguientes
conclusiones:
La
ermita de la Cruz estuvo situada hasta comienzos del siglo XVI
en el lugar donde se levantaría a partir de 1517 el Hospital
de la Piedad. La ermita y su cofradía se trasladan por
aquellas fechas, a otro lugar próximo, pero situado a
extramuros de la villa, frente a la Puerta de Santa Cruz. En
la documentación
municipal hay referencias a dicha cofradía, anteriores al
siglo XVI, cuando aparece como de la Cruz, utilizándose también
el nombre de Veracruz para referirse a la cofradía a partir
del siglo XVII. En la segunda mitad del siglo XVII se
constatan las primeras referencias a la imagen de la Soledad;
estableciéndose así mismo, su vinculación a la cofradía de
la Cruz o Veracruz y a su ermita. Es en este periodo cuando
comienza a denominarse dicha ermita, que
hasta entonces únicamente era conocida como ermita de
la Cruz o Veracruz, también como ermita de la Soledad. En
1679 se celebra la traslación de la Santa Cruz y de la
imagen de Nuestra Sra. de la Soledad a la capilla nueva de su
ermita. En base a otros datos aportados tanto por las actas
municipales, como de las relaciones de gastos del concejo
benaventano, se extrae que en ese año se realizaron obras en
la mencionada ermita, precisando la edificación de una
capilla nueva para
Ntra. Señora de la Soledad.
En los siglos XVIII y XIX, la ermita de la Soledad
cobra importancia en relación con las funciones religiosas y
procesionales que
tienen lugar en
la villa la ermita de la Soledad. Ello por la especial de
devoción y favor popular a la Virgen de la Soledad, como por
la implicación de la cofradía y su ermita en las funciones
en honor de la Virgen de la Vega, patrona de Benavente. La
ermita de la Soledad se convierte durante esta etapa en un
hito obligado o lugar de partida y llegada en las procesiones
y rogativas que se celebran entre el santuario de Cimanes de
la Vega y la villa de Benavente,. Incluso durante algún
tiempo, concretamente entre 1823 y 1841, es sede de las
funciones y votos que se realizan por parte de la villa de Benavente. También
será circunstancialmente cementerio y hospital improvisado
durante los años centrales del siglo XIX, como consecuencia
de las epidemias que castigan a la zona. Su principal función
desde hace algunas décadas es la de almacén de los pasos de
Semana Santa. Tras una rehabilitación del edificio hace
algunos años, ahora se plantea por parte de las cofradías,
Junta de Semana Santa y Ayuntamiento de la ciudad la
posibilidad de adaptar el edificio para usos culturales, así
como poner en valor las posibilidades museísticas del
edificio y del patrimonio que guarda.
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NOTAS
DEL AUTOR
Los
franciscanos están asentados en Benavente, según señala
el historiador José Ledo del Pozo desde 1270, fecha en que
“..la
Reina Dña. Violante, muger de D. Alfonso el Sabio, que había
dado grandes sumas y el sitio en que se erigiera el
convento, recogió muchas limosnas de este pueblo religioso
con cuyas cantidades fundó en 1270 un pequeño Convento,
que se fué sucesivamente aumentando, hasta que D. Alfonso
V. Conde de esta Villa le engrandeció y levantó su magnífica
Iglesia, haciéndole capaz de que se celebrasen los capítulos
de la Provincia.”. Véase: José Ledo del Pozo,
"Historia
de la Nobilísima villa de Benavente..." , 1ª Ed.
Imprenta Vallecillo Zamora, 1853. Reed. facsímil. Centro de
Estudios Benaventanos “Ledo del Pozo”, Benavente, 2000,
pág. 312
La Invención y
Exaltación de la Cruz se celebran el de mayo y el de
septiembre, respectivamente. Sobre el origen de estas dos
celebraciones del calendario cristiano
véase la obra de Santiago de la Vorágine:
La
Leyenda Dorada. Alianza Editorial. Madrid, 1995
Ledo del
Pozo, Op.
cit. p. 329
De estas
limosnas y gratificación por la participación de la cofradía
en la procesión del Jueves Santo y rogativa
por la salud pública de la villa de Benavente, se
tiene constancia documental a través de las libranzas
efectuadas a dicha cofradía, al menos desde 1602.
Ledo del Pozo,
Op. cit. p. 326
6. A.M.B. Leg.139,
Exp.1
Op. cit., p.
26
Véase al respecto: CASQUERO FERNÁNDEZ, J.A.:
La
Semana Santa en la Edad Moderna (Siglos XVI, XVII y XVIII),
en La Semana Santa en Zamora, pp. 21 y -22. El Correo de
Zamora. Zamora, 1992
VV. AA.: Recopilación
Fotográfica sobre el Patrimonio Histórico-Artístico de
Benavente. C.E.B. Ledo del Pozo, p.31. Benavente, 1991
Ledo del Pozo. Op. cit., p. 326
Esta conclusión establece también Muñoz Miñambres:
“Por
lo leído anteriormente se desprende que en el mismo solar
existía ya otro hospital y una cofradía, ambos de la Santa
Cruz y con cien cofrades como hermanos de la misma”. Op.
Cit. p. 114
12
En relación con las cofradías y
las manifestaciones de religiosidad en el ámbito
zamorano, pueden consultarse entre otros los estudios de
CALABUIG GONZÁLEZ, M. A. :
Comportamientos
sociales en la Edad Moderna: Los zamoranos y las cofradías,
BARREIRO MALLÓN, B.:
Religiosidad y Clero en Zamora durante la edad Moderna, LORENZO
PINAR, J.: Beneficencia
y obras pías en los testamentos zamoranos del siglo XVI.
En Actas del I Congreso de Historia de Zamora, t.3. I.E.Z. Florián de
Ocampo. Zamora, 1991. Sobre el aspecto testamentario véase
el estudio de SANZ FUERTES, M.T.:
Un
noble zamorano ante la muerte: Testamento, codicilo e
inventario “post
mortem” de Diego
de Ulloa, Señor de Villalonso. Actas del I Congreso de
Historia de Zamora, t.1, pp. 369-388. I.E.Z. Florián de
Ocampo. Zamora, 1991.
MARTÍNEZ MARTÍNEZ, M. y
QUINTANA LLAMAS, G.:
La Cofradía de Nuestra señora del Caño. Revista Astórica, Centro
de Estudios Astorganos
“Marcelo
Macias”, pp.11 a 74. Astorga, 1983
Ledo del Pozo, al referirse a esta parroquia señala lo
siguiente sobre su ubicación:
“Sta.
Cruz en el sitio que ocupa el Hospital de la Piedad...”,
también
concreta sobre su destino que
“...;se
aplicó á esta Sta. obra por los años 1517” . Op.
Cit. p. .308
En su obra
sobre
“El
Concejo de Benavente en le siglo XV”, Severiano Hernández
Vicente, señala al referirse a las numerosas parroquias de
Benavente: “respecto a la de Santa Cruz en la documentación recibe el nombre de
ermita”. Op.
Cit., p.76
Similar a este
caso puede considerarse el de la antigua parroquia de San
Salvador que a comienzos del siglo XVI pasa a ser citada en
la documentación calificándola como “ermita”
17 Este es el caso
por ejemplo de otra de las ermitas de la villa, la
denominada de San
Lázaro, que estaba destinada a la labor piadosa y
caritativa de acoger a los enfermos de bubas y .
Sobre esta ermita de San Lázaro señala la obra de
Madoz: “...está arruinada y sirve de cementerio para el hospital de la
Piedad; dista de la villa caminando al Este sobre 2.570
pies.”. ( Madoz, P.:
Diccionario
Geográfico Estadístico Histórico de España y sus
posesiones en Ultramar. Zamora”. Ed. Fac. Ámbito Ediciones. Madrid 198, p.50)
Sobre este aspecto de la beneficencia y la dotación de
hospitales en general, véase el trabajo de LORENZO PINAR,
J.: Beneficencia y
obras pías en los testamentos zamoranos del siglo XVI.
En Actas del I Congreso de Historia de Zamora, t.3. pp. 631 a 640.
I.E.Z. Florián de Ocampo. Zamora, 1991
Así Muñoz Miñambres
llega a la
conclusión que:
“Por
lo leído anteriormente se desprende que en el mismo solar
existía ya otro hospital y una cofradía, ambos de la Santa
Cruz y con cien cofrades como hermanos de la misma”.
Op. Cit.,
p.114
Documento
mencionado por Muñoz Miñambres
como perteneciente al Archivo del Hospital de la Piedad, con
la referencia: legajo 15, cajón 5, número 28 y apartado 4.
(
Op. Cit., p. 114)
Capellanía de la Cruz. Leg. 441-3. Vicaría de San Millán. Beneficiales.
Archivo Diocesano de Zamora.
Regimiento ordinario de 1 de junio de 1669. Actas
Municipales. A.M.B. Libro 42
Regimiento ordinario de 27 de agosto de 1678. A.M.B. Libro
44.
Regimiento ordinario de 3 de junio de 1679. A.M.B. Libro 44
Regimiento ordinario de 14 de agosto de 1679. Actas
Municipales. A.M.B. Libro 44
Todavía aún hoy se conserva en la ermita una antiquísima
Cruz, que podría ser esta a la que se refieren los textos.
Cuentas de Propios. Data de 1679, rendida en 1680 por el
mayordomo de Propios Alejo Rodríguez Cavero. Leg. 32
Exp. 16
Cuentas de Propios. Data
de 1679, rendida por el mayordomo de propios Alejo Rodríguez
Cavero. A.M.B.
Leg. 32 Exp. 17
Ibidem. Libranzas
Ibidem.
La documentación localizada sobre la ermita de la Soledad,
por la naturaleza del archivo, es la que deriva de las
actuaciones municipales en relación con la cofradía
titular de la ermita y los actos y funciones religiosas que
en ella se celebraban. Dichas actuaciones e intervenciones
por parte del Concejo o Ayuntamiento de la Villa, se recogen
principalmente en los libros de actas municipales, en las
cuentas de propios y de fiestas, así como en las relaciones
de gastos de los procuradores generales de la villa. Relación de rentas, foros y censos que perciben las
iglesias, obras pías, etc. de esta villa de Benavente. A.M.B.
Leg. 107, Exp. 29. Así mismo localizan referencias
indirectas en los documentos sobre censos y foros entre el
ayuntamiento y los vecinos, así como documentación
relativa a las rentas de la cofradía.
Por el carácter municipal de la documentación, los datos
sobre este tipo de edificaciones y fundaciones religiosas
son indirectos. Son abundantes las referencias sobre
acuerdos del Ayuntamiento para que se realicen rogativas,
procesiones, misas, libramiento de cantidades a la cofradía,
acuerdos con el cabildo y la vicaría , etc,.
Un apartado
especial lo constituye la documentación sobre el Patronazgo de
la villa y en general la documentación sobre culto y clero. En esta ubicación se produce sin duda un error al fijar la
situación de la ermita, pues sin duda el autor quiso decir:
“situada al Este de la villa”, como realmente se
localiza. Madoz, P., Op cit., p. 50
Sobre la imaginería procesional de Benavente y sus
distintas cofradías penitenciales, véase la obra:
“Semana Santa de Benavente”. Junta Pro-semana Santa de
Benavente. Benavente, 2001
Muñoz Miñambres, Op. cit. p. 245
Sobre la salubridad y los cementerios de la villa, pueden
consultarse las obras de:
DE LA MATA GUERRA, J.C: “Sociedad
y Prensa en Benavente, siglos XIX y XX”,pp. pp. 35 a
39. C.E.B. Ledo del Pozo. Benavente, 2000 y
BREL CACHÓN, M.P.:
La
construcción de cementerios y la Salud Pública a lo largo
del siglo XIX. Studia Zamorensia, segunda etapa, vol V,
pp. 155-195. Salamanca,
1999
Archivo Municipal de Benavente. Proyecto de rehabilitación
de la Ermita de la Soledad. Leg. 998 Exp.1
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BIBLIOGRAFÍA
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Religiosidad
y Clero en Zamora durante la edad Moderna, En Actas del I Congreso de Historia de Zamora, t.3. pp. 579 a 592. I.E.Z. Florián de Ocampo. Zamora, 1991.
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CACHÓN, M.P.:
La
construcción de cementerios y la Salud Pública a lo largo
del siglo XIX. Studia Zamorensia, segunda etapa, vol. V.
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en Actas I Congreso de Historia de Zamora. I.E.Z. Florián
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Semana Santa en Zamora, pp. 21-32. El Correo de Zamora.
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y obras pías en los testamentos zamoranos del siglo XVI.
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MARTÍNEZ, M. y QUINTANA LLAMAS, G.:
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Cofradía de Nuestra Señora del Caño. Revista Astórica,
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Historia de Benavente. Ediciones Monte Casino. Zamora,1982
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zamorano ante la muerte: Testamento, codicilo e inventario
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Actas del I Congreso de Historia de Zamora, t.1, pp. 369-388. I.E.Z. Florián de Ocampo. Zamora, 1991
- VV.AA.:
Semana Santa de
Benavente. Ed. Junta Pro-Semana Santa de Benavente.
Benavente, 2001
FOTOGRAFÍAS
- Claudio de la Cal (VV.AA.
Semana Santa de
Benavente. Ed. Junta Pro-Semana Santa de Benavente.
Benavente, 2001)
- E. Pérez Mencía (Foto nº 2))
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